Este 16 de abril de 2025, Ecuador recuerda uno de los episodios más trágicos de su historia reciente: el terremoto de magnitud 7,8 que sacudió la costa del país en 2016. A las 18:58 (hora local), el suelo tembló con una fuerza devastadora. El epicentro se localizó entre Cojimíes y Pedernales, en la provincia de Manabí, a una profundidad de apenas 20 kilómetros, lo que intensificó el impacto.
Un país golpeado y unido
El sismo dejó 673 fallecidos, más de 6.000 heridos y cerca de 80.000 personas desplazadas. En los días siguientes, más de 250 réplicas mantuvieron al país en vilo. Manabí y Esmeraldas fueron las provincias más afectadas, con graves daños en hospitales, escuelas, viviendas y redes de servicios básicos.
Pedernales, una de las ciudades más impactadas, quedó casi en ruinas. Pero también se convirtió en símbolo de resiliencia. La solidaridad se hizo visible en cada rincón: en Manta, Portoviejo, Bahía de Caráquez y Canoa, comunidades enteras se organizaron para ayudar a los damnificados. En Manta, por ejemplo, se construyó la urbanización Nueva Tarqui, en honor a uno de los barrios más golpeados.
La respuesta fue inmediata
El gobierno decretó el estado de excepción en seis provincias y activó un plan nacional de emergencia. Incluso se emitió una alerta de tsunami que obligó a evacuar zonas costeras, aunque finalmente no se produjo una ola destructiva. La ayuda internacional no tardó en llegar. Países hermanos como México, Colombia, Venezuela, Chile, Cuba, España, Perú y Estados Unidos enviaron brigadas de rescate, alimentos y hospitales móviles.
El terremoto dejó también un fuerte impacto económico: las pérdidas superaron los 3.300 millones de dólares. Para financiar la reconstrucción, Ecuador recurrió a créditos internacionales y aplicó medidas extraordinarias como el alza temporal del IVA y aportes solidarios de empresas y ciudadanos.
Aprendizajes que marcan
El terremoto fue causado por la subducción de la placa de Nazca bajo la Sudamericana, una zona sísmica activa. Desde entonces, el país ha fortalecido sus protocolos de emergencia, ha mejorado las normas de construcción y ha impulsado la capacitación ciudadana en gestión de riesgos.
No obstante, la recuperación ha sido desigual. Aunque muchas infraestructuras se han reconstruido, aún hay comunidades que enfrentan desafíos importantes, como el acceso a servicios básicos, la vivienda digna y la reactivación económica.
Una memoria viva
Hoy, Ecuador rinde homenaje a las víctimas y a quienes arriesgaron sus vidas para salvar a otros. En distintas ciudades se han organizado actos conmemorativos, ceremonias religiosas y exposiciones fotográficas que recogen los testimonios de aquel 16 de abril. La fecha sigue viva en la memoria colectiva como una llamada constante a la prevención, la solidaridad y la resiliencia.